domingo, 8 de octubre de 2017

"Que entre lo bueno y salga lo malo"

Somos una renovación constante. Nuestras células intercambian sustancias, cambian oxígeno por dióxido de carbono, se deshacen de todo lo que no necesitan para dejar paso a lo que precisan para existir.
Necesitamos respirar aire nuevo a diario y desprendernos del que ya hemos gastado. Inspirar y espirar. Que entre lo bueno y salga lo malo. Que todo fluya y nada influya.


- Ventilación, difusión y perfusión -

Cuando un alveolo no recibe O2 nuevo se dice que no ventila. No está haciendo intercambio alguno, puede sonar brusco pero, se está ahogando en su propia basura. Si no recibe aire nuevo, todo lo demás no sirve para nada. Esto es el desencadenante para una vasoconstricción, fuera de la medicina, es igual que cortar el grifo. Cuando esto ocurre, nuestro cuerpo redistribuye la sangre al resto de alveolos que sí están funcionando, centra todas sus energías, no en luchar contra lo pasado, sino en mantener lo nuevo.


Lo mismo ocurre en nuestra vida. A veces, un cambio de aire puede transformarnos. Ventilar la habitación, sacudir el polvo, abrir la ventana tras el cierre de una puerta. Cambiar de aires nos recompone. En algunos momentos, resulta crucial.

Y allí donde haya buen flujo y corra bien el aire, he aprendido, es donde uno tiene que estar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario