"Encantada de conocerte. Y de conocerme"
Solemos
decir que nos conocemos.
Tenemos
más o menos claro lo que queremos y lo que no queremos, tanto, que queremos lo
que no tenemos, y cuando vuelve de nuevo ya no lo queremos. Decimos que sabemos
lo que merecemos pero que ella o él volviese no es precisamente eso… Y aún así
lo queríamos.
Somos
un acúmulo de paradojas, un sinsentido aparentemente coherente. Nos sabemos la
teoría y fallamos en la práctica. Pensamos una cosa que sentimos y hacemos
justamente lo contrario, cuando la única forma de no fallar es pensar con el
corazón. Podríamos aprendernos coreografías imposibles de Beyoncé y no somos
capaces de coordinar lo de dentro con lo que hacemos.
Nos
gusta llegar a tiempo a las citas y a la vida, aunque a veces esperamos hasta
que se nos hace tarde. Sabemos que esperar el momento perfecto es dejar pasar
la realidad creyendo que llegará el día en que lluevan pianos. Tan absurdo como comer helado en invierno o hacer ángeles en la arena, pero aún así lo
hacemos.
No
nos gusta la rutina, el desafecto, ni la normalidad. Buscamos algo fuera de
lo común, algo (para qué engañarnos más)
alguien que destaque y sea diferente, pero no tenemos ni idea de qué hacer con
ese alguien que entra a tu vida y te cambia las cartas. Un huracán que te
enreda despacito, del que sabes que no puedes librarte, ni quieres.
Siempre
nos han hablado de lo que nos conviene y lo que no, nos enseñaron que no se
debe volver a lo que nos hizo daño y que hay oportunidades que no se deberían
volver a dar. Nos dicen que no quieres que vuelva, lo que quieres es el
recuerdo de lo que creías que fue.
Y tienen razón.
Creíamos saber lo que queríamos. Es entonces
cuando nos re-conocemos.
Creo
que hay que saberse de memoria tus propios lunares para que alguien los cuente
y te dibuje uno más. Tener muy claro cuáles son tus dos puntos débiles, porque
de vez en cuando, la gente puede darte una grata sorpresa. De vez en cuando,
hay alguien que te conoce más de lo que creías y sabe que son las cosquillas en
el cuello las que te pierden.
Solemos
decir que nos conocemos.
De
vez en cuando, nos lo demostramos. De vez en cuando, acertamos. Y es que en el
fondo sabemos quién es el huracán que nos hace tanto bien. Basta con mirarnos a
nosotros mismos y ver que cuando está cerca, las cosas nos van mejor.
Solo
hace falta saber que alguien más nos conoce tanto como nosotros para terminar
de vernos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario