A ti. Por tu amor incondicional
Gracias por tirarme la zapatilla,
por bajarme el ego, por venir y encontrar lo que yo no veía. Y es que no hay
momento más ridículo que ver que lo que tanto buscabas ha estado ahí todo el
tiempo, a tu lado.
Gracias por enseñarme que no
puedo ser inmune al daño. Que no existirá vacuna que nos proteja del dolor y
que las barreras que creas no dejan a los demás fuera, sino a ti dentro.
Gracias por no estar siempre al
pie del cañón. Ese día, semana, mes o año en el que tu relevo fui yo me ha
enseñado que nunca se está preparado para las adversidades, pero también que la
vida nunca te va quedar grande.
Gracias por invertir en mí
mientras yo con conocimientos nulos de bolsa, pero arte de negociación, trato de
convencerte de poner el ojo en Madrid.
Gracias por enseñarme que hay
personas por las que no merece la pena llorar, que el rencor que guardes a
quien consume es a ti. Que la vida todo lo devuelve y acabaran sentadas en el
banquillo de las consecuencias.
Frente a esto, gracias por
recordarme que todo queda. Todo queda y todo cala. Y el amor nunca es en vano.
Gracias por todos los "cuando quieres, puedes". Que poder todo
se puede, pero el querer por el camino a veces se pierde.
Gracias por cuidarme sin condición
ni restricción, ejemplo de que siempre habrá alguien mirando por ti incluso
cuando ni tú mismo lo hagas.
Gracias por inculcarme el valor
de apreciar lo que tengo, que si miras bien, la mitad es a ti a quien se lo
debo.
Gracias
por ser el hogar del que nunca te quieres marchar.
Qué bonito!! A mí también me han tirado la zapatilla...jajaja. Muy emotivo, qué haríamos sin las madres... :) me ha gustado mucho tu blog!
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